Ya está, estás bajo el “cielo infinito” de Rangiroa. Seas o no un buceador en busca de emociones, el mayor atolón de Las Islas de Tahiti está lleno de placeres para disfrutar y compartir en tierra y mar. Y si tres días no son suficientes para probarlos todos… ¡No te preocupes, volverás!
Rangiroa, o Ra’iroa, significa “cielo infinito”, y por una buena razón: la inmensidad de su laguna interior podría albergar toda la isla de Tahiti, suficiente para deleitar a los entusiastas de la exploración marina. En tierra, los aventureros encontrarán mucho que hacer, con cientos de motu habitados y deshabitados que explorar.
Día 1
Etapa 1
Fauna submarina
Algunas personas solo vienen a Rangiroa por ella. La reputación de los lugares de submarinismo de Rangiroa está bien consolidada. Hay muchos clubes de buceo entre los que elegir. Desde una primera inmersión inolvidable para principiantes hasta una exploración alocada para buceadores más experimentados. En cualquier caso, el programa marino incluye una multitud de tiburones, tigre, grises, martillo, punta blanca, etc. Sin olvidar los delfines y los peces tropicales multicolores, las clásicas rayas águila, y… ¡las mantarrayas! Y si tienes suerte, dejarán que te acerques.
Si el submarinismo no es lo tuyo, ponte una máscara y un tubo y déjate llevar por la corriente hacia el canal de Tiputa. Acabarás… ¡como en un acuario! Y, a veces ni siquiera necesitas mojarte, ya que te espera un barco con fondo de cristal.
Día 1
Etapa 2
Reponer fuerzas
Cerca del canal de Tiputa, en el muelle de Ohotu, Chez Lili te espera para que comas algo bajo la glorieta de madera o las carpas, con los pies a metros de la laguna azul de Rangiroa. . Lili es popular por su menú de sabores locales y del Océano Índico, de donde procede, pero también por su dinamismo y buen humor. Por ello, se ha ganado el corazón y el estómago de residentes y visitantes. Los vegetarianos son bienvenidos. Tras el esfuerzo y la comodidad frente a la laguna, es hora de un largo descanso para reponer fuerzas.
Día 1
Etapa 3
¿Pescar o surfear?
Después de bucear, probablemente evites la cacería submarina, así que será mejor permanecer en la superficie. En este archipiélago, no será un problema; las prácticas locales están muy extendidas. La tradición de la pesca es muy querida por los lugareños, porque se alimentan principalmente de peces. Seguro que algunos profesionales se ofrecerán a llevarte a pesca mayor, potera o mosca. ¿Prefieres el surf ?Las casas de huéspedes estarán encantadas de ayudarte a encontrar los mejores lugares para disfrutar de este popular deporte en la Polinesia Francesa… como el canal Avatoru, sede de una competencia anual de surf y bodyboard.
Día 1
Etapa 4
Delfines al atardecer
Al final del día, volvemos a tierra para un merecido descanso… mientras, sigamos admirando este pequeño rincón del paraíso: Rangiroa. Te sugerimos que tomes asiento frente al canal de Tiputa al atardecer para contemplar a los delfines jugando en las olas, o para volver a verlos si ya te han acompañado en tu jornada de viaje. Uno nunca se cansa de esta experiencia. Un ballet mágico para concluir con broche de oro esta jornada de mar en este mágico archipiélago.
Día 2
Etapa 1
Explorar el atolón en bici
Hoy nos quedamos en tierra y vamos en bici. Con o sin asistencia eléctrica, dependiendo de tu nivel de energía. Atravesamos el pueblo de Avatoru, y seguimos hasta el segundo canal en la “capital”, Tiputa. Los pueblos son sencillos, pero tienen un ambiente muy especial. Este paseo es sobre todo una oportunidad para disfrutar del campo a tu ritmo, con magníficas vistas de la laguna y el océano… y para bañarse en los hoa, esos pequeños canales de aguas frescas y cristalinas. También podrás comprar recuerdos locales que se venden al borde de la carretera.
Día 2
Etapa 2
Visita una granja de perlas
Si aún no has tenido la oportunidad, es imprescindible que visites una granja de perlas. Las Islas Tuamotu son bien conocidas por ello. Deja tu bicicleta en Gauguin’s Pearl, una de las mayores granjas de perlas negras del Pacífico. Situada en medio del motu de Avatoru, no querrás perdértela. Tendrás la oportunidad de descubrir todo sobre el proceso de injerto, y podrás dejarte tentar por una joya (que te podrán armar en el momento) en la tienda climatizada contigua.
Día 2
Etapa 3
Cata de vinos de… Tahiti
¡El vino de Tahiti es lo suficientemente excepcional como para merecer una mención! En realidad se produce aquí, en Rangiroa. En un pequeño motu frente al canal de Avatoru. Un terruño único en medio de la Polinesia Francesa. Este viñedo en suelo coralino que produce vinos blancos y rosados únicos requirió muchos años de investigación. Según la temporada, es posible visitar la finca de Dominique Auroy, pero las visitas a la Cueva de Rangiroa y las catas de vino (¡y ron!) están abiertas todo el año.
Día 3
Etapa 1
Visita la Isla del Arrecife
El tamaño de este atolón de las Islas Tuamotu ofrece una insospechada variedad de posibles cambios de escenario. En el “sector”, que se extiende por 240 motu prácticamente deshabitados aparte de unos pocos recolectores de copra y conchas, hay varios destinos para una excursión marítima de un día entero. Isla del Arrecife, laguna azul o, a veces, arenas rosadas, todas tienen su encanto.
Nuestra elección esta vez es la Isla del Arrecife. En el sur del atolón, un paseo de una hora en barco por la laguna revela un paisaje lunar: los arrecifes de coral, fuera del agua, pueden alcanzar los dos metros de altura. Llevando calzado adecuado para proteger los pies del coral fosilizado, dentado por la erosión, podrás explorar la zona, aprovechando las pozas naturales para darte un baño. Con un almuerzo con sabor polinesio y entretenimiento local, este viaje único te sumergirá en lo desconocido, pero también en una forma de vida y una cultura con sabor a hogar.
Día 3
Etapa 2
La laguna azul
Como segunda opción, o como parte de otras vacaciones, también merece la pena visitar la laguna azul. También a una hora en barco del pueblo, cinco motu rodean una especie de mini-mar de casi 30 hectáreas, enclavado en el arrecife de coral del atolón. Una laguna dentro de otra laguna… Un lugar increíble, de postal, para disfrutar de la compañía de cientos de tiburones, cuyas puntas negras pueden verse a lo lejos… o muy de cerca. Al igual que la Isla de Arrecife, muchos proveedores de servicios proponen esta excursión de un día. Tu alojamiento (pensión u hotel) también podrá organizarla por ti.
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